Las tribus urbanas y el tango -

Gran importancia han dado los medios masivos de comunicación a las llamadas “tribus urbanas” en los últimos tiempos, y han mostrado como novedad y hecho motivo de burlas algo que existe desde tiempos remotos. Sin ir más lejos, tribus del estilo son los hippies, punks, heavis, etc., y no es mear fuera del tarro hablar de hinchadas de fútbol, países o religiones. La agravante, en estos últimos casos y en orden ascendente, son las víctimas fatales que dichas “tribus” provocan. De todas formas, aceptado el absurdo de la vida ninguna de estas manifestaciones de necesidad de apego ideológico con el prójimo es criticable.
Pero qué tiene que ver esto con el tango, me dirán, y ahora paso a contarles. Hay, en Córdoba (no he observado el fenómeno en otras ciudades, pero debe existir), un grupete de personas (personajes muchos de ellos) que dedican gran parte de su tiempo libre a deleitarse con el tango. Gente que, además de bailarlo, disfruta de escucharlo, de leer sobre él, de compartirlo. Gente joven en su mayoría, que vaga de milonga en milonga bailando desde tangos de la vieja guardia hasta los eléctricos de Gotan Project. No le hacen asco a nada, lo único que les importa es apoyarse mutuamente, y reclutar nuevos elementos en la tropa, sin importar sexo, edad o estado: todos son bienvenidos a la hora de, por ejemplo, escuchar tangos en vivo los domingos en Tsunami tango, con la sola condición de pagar el simbólico bono contribución de diez pesos (para pagar el taxi a los artistas, según nos cuenta el Sr. Andrés Palacio, dueño del lugar).
Ahora me pregunto: ¿por qué un fenómeno que no dudo existe en todo el país ha sido ocultado por los medios?

Es sabido que hace tiempo me he infiltrado, a fin de investigar profundamente una movida cultural alternativa que lleva buena cantidad de años en Córdoba, que se hizo masiva a partir de las multitudinarias clases del legendario José “malevo” Espeche, en una antigua casona a pocos metros de la plaza San Martín (y desde donde se gestara la idea de la ya instaurada milonga popular de la Plaza, comandada ahora por el querido Pedrito, que además de tango y para dejar su impronta personal nos permite deleitarnos también con fox-trots y pasodobles, lo que hace las delicias del público más senecto); años fueron, entonces, los que me dan la autoridad para opinar sobre el porqué del ocultamiento de una tribu tan importante por los medios. Y he llegado a la conclusión de que no es por miedo, ni por censurar un movimiento peligroso a los cánones del sistema. No señores, es porque estamos en presencia de una falsa tribu. Falsa tribu, digo sin temor a equivocarme, que oculta en su seno otras tribus de moda ya catalogadas: existen, dentro del tango, los tango-floggers, los tango-emos, etc. No voy a apoyar mis conclusiones con pruebas, basta mi nombre para apoyar la tesitura. A los que tengan dudas, los invito a acercarse a cualquier milonga y así identificar un fenómeno que años de investigación me han permitido vislumbrar, y que generosamente hago público con esta nota.

desde Córdoba-Argentina:
Ramiro Pereyra.